La tradición familiar vinícola llevó a los hermanos Francisco, José Daniel y María del Rosario Perdomo a fundar, Bodegas Reymar, en 1995. En el 1997 se cambia la marca comercial del vino a Los Perdomo, en honor al apellido de la familia.
La cabeza visible de este proyecto, aunque ayudado por sus hermanos, es Francisco que, a parte de sus estudios como perito agrícola, cuenta con una extensa trayectoria en el mundo del vino. En la bodega se trabajan uvas autóctonas de la isla, tales como, la Malvasia Volcanica, Vijariego (Diego), Moscatel de Alejandría y Listan Negro.
La historia de los característicos viñedos de Lanzarote comienza con la erupción volcánica del Timanfaya entre los años 1730 y 1736 llegando a cubrir la tierra de ceniza o lapilli, más conocida como rofe o picón. Este material se utiliza como aislante de la tierra fértil de la superficie y ayuda a retener la humedad del ambiente durante la noche y filtrarla hacia el terreno que se encuentra debajo, al tiempo que evita la evaporación durante el día
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